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martes, 23 de noviembre de 2010

Montando la exposición
El Montaje…
Si llevar acabo nuestra primera exposición se vuelve una situación estresante, el montaje se convierte en una isla de alegrías; normalmente vien los amigos mas cercanos y uno que otro familiar  a “ayudarnos”…  cada uno explicándonos, en medio de una discusión filosófica,  como debe ser el orden de colocación de las obras, la estimación de la altura, los centímetros de separación, por donde debe ir la  alineación, cuales son las piezas que deben estar colocadas mas cercanas a la entrada, que las fichas técnicas queden a la altura apropiada, en fin  todos quieren meter la mano…

...y son muchos los que se llevan mas de un martillazo en los dedos.
Agreguemos a esto, el compartir un buen vino viejo, que alguno se trajo de la bodega de su casa (o de la licorería de su barrio).
Después de varias horas y cuando se van marchando nuestros “panas”, nos toca la limpieza del local, nos da la impresión que a muy pocos les gusta esta parte, en fin armados por escoba, palas, coletos y agua, nos dedicamos con esmero a dejar el local como “tacita de plata”.
Cuando terminamos la limpieza, ya son las diez de la noche, pero orgullosos todavía nos damos como sopotocientas vueltas admirando nuestros trabajos “guindados” en las paredes…
Y rogando a Dios que mañana,  la crítica sea benevolente… ante nuestra osadía de creernos artistas.

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