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martes, 28 de septiembre de 2010

Una Muerte Lenta... (Henry Urbina)


Una Muerte lenta


El sonido del alba en la mañana, el viento en los arboles y las hojas que me sirven de almohada me hacen abrir los ojos lentamente y con cansancio. Solo un estornudo me sale como respiro por el frio de madrugada, con los ojos semi-cerrados me sacudo y me dispongo a levantarme.

Camino por la arboleda, los rayos naranjas del alba me tocaban el rostro con una delicada suavidad, como si el mismo cielo me mimase, casi como una madre acaricia a su hijo.


Tengo Sed, aún con el sueño en mis parpados me dispongo a buscar la corriente cristalina para asearme el rostro.


A medida que me adentro en el bosque, empiezo a notar que la luz comienza a oscurecerse… de golpe y a causa de lo altos arboles, el bosque se me envuelve en penumbras.


Faltando poco para llegar al rio siento que el suelo se estremece, se agita suavemente, como si algo en su interior estuviera ocurriendo.


Una angustia se anida en mi mente, siento que algo raro va ha suceder.


Con dudas pero apartando el mal presentimiento me decido a seguir caminando, ignorando las advertencias de mi entorno; subiendo la colina logró divisar a varios metros el rio, las sombras comienzan a despejarse y esto me da fuerzas para seguir, pero de repente: el suelo y los arboles comienzan a agitarse más, como si trataran de decirme que regrese.

Lo ignoré… solo unos pasos me faltaba para llegar a mi destino, pero me detuve a pensar ¿Por qué este mal presentimiento?


Y al mirar hacia arriba solo note unos cuervos que me miraban fijamente, sentí algo como una sonrisa entre sus picos que hacían que mis nervios se envolvieran en un temor sigiloso.


Me quedé un tiempo mirando fijamente a los cuervos y mis pezuñas temblaron suavemente; les desvié la mirada y con un respiro profundo seguí paso a paso hasta el caudal.


Caminaba y el temblor empezaba nuevamente, los arboles, las hojas, me empujaban hacia atrás, y yo porfiando iba hacia adelante.


Pensaba: ¿Qué demonios pasa?


Dudaba: solo voy a beber agua, ¿por qué tan mal sentimiento?…


De repente todo cesó… el viento empezó a disminuir, y el suelo a callar.


Tan repentino fue que tomé la determinación de beber y retirarme; al acercarme incline mi cuello hacia abajo y empecé a beber suavemente, hasta que un sonido en el viento me quito el aliento.


¡Huye! … me gritó el espíritu del bosque.


Esa voz hizo que mi corazón dejara de latir a una rapidez infinita.


Alterado deje de beber el agua y mirando y escuchando hacia todos lados no divisaba nada…


El suelo empezó a temblar, los arboles a soplar… y de pronto el sonido de una rama al otro lado del rio me llamo la atención; al ver de donde era solo note un destello brilloso en los arbustos…


Y de pronto un ¡Bang! …impactó en mi pecho, agudizo mi mirada y el horrible sonido de un arma de calibre recién detonada… silenció el bosque…y con este, la caída de mi cuerpo agonizante en el lecho del rio.


Entonces, en esos pocos segundos que me quedaban logre entender las señales…


El viento y las hojas de los arboles, empujándome hacia la dirección que tal vez podría haber dejado pasar este horrible momento; las miradas de picardía de los cuervos, deseando el momento preciso para comerse mis entrañas, y el suelo agitado, por las pisadas fuertes de mis compañeros de manada: los venados de la praderas, corriendo para salvar sus vidas de los incesantes disparos a lo lejos…


Pero lástima… ya era demasiado tarde… solo sé que al cerrar mis ojos de nuevo… no los volví abrir mas…

Henry Urbina
2010




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