Autor:S.Oliveira
Los Dioses y el Guarairarepano
Los antiguos habitantes de este valle, sabían que su existencia estaba gobernada por Dioses y Diosas que habitaban en el cielo.
Desafortunadamente muchos de sus nombres, por envidia se los llevo el olvido; pero aunque no recordemos sus nombres originales, todavía los sentimos muy cerca y sus reacciones siguen influyendo en nuestras vidas.
Entre los Dioses están: el Sol, el Viento y el Mar y en el grupo de las Diosas podemos mencionar a: la Tierra, la Lluvia, la Sequía, las Olas y las Nubes.
Estos Dioses viven en una perenne confrontación tratando de imponer su autoridad ante los otros y sus trifulcas siempre nos son catastróficas para los mortales.
Por ejemplo son famosas las peleas entre la Lluvia y la Sequía, a veces como niñas malcriadas se paran frente a frente gritándose en silencio sin cederse el paso; si la pelea es larga, entonces del lado de la Lluvia todo se empapa, ahogándose los habitantes y sus animales y del lado de la Sequía aparecen brincando lo incendios, todo se marchita y entonces el hambre se adueña de la población.
En otras es el Viento que celoso del coqueteo de las Nubes con el Sol, sopla muy bravo causando las tormentas y los huracanes.
Por todas esas tragedias las personas viven con miedo y les ofrecen a los Dioses ofrendas y regalos envueltos en miles y miles de papeles y cajas, con esto los mantienen entretenidos por mucho tiempo desenvolviendo sus regalos, y de esa forma nos dejan sembrar y cosechar tranquilos.
Pero existen otras Diosas que nunca descansan ni se entretienen y siempre están confrontándose: una es la Vida y la otra la Muerte.
La Muerte siempre esta llevando chismes e intrigando para que los demás peleen y luego ella recoger los frutos de las tragedias.
La Vida se convierte en réferi tratando de apaciguar la violencia y proteger a los pobladores.
Sus poderes aunque ocultos son superiores a los demás y de eso les voy a contar una historia que paso hace mucho tiempo atrás:
Un día en el cielo se celebraba el cumpleaños del Sol, todos los Dioses fueron invitados, allí también como siempre estaban la Vida y la Muerte; por esos días el Mar trataba de conquistar a la Tierra, pero también estaban las Olas que gustaban del Mar, la tierra al ver a las Olas hablando con el Mar, celosa se levantó sacudiéndose muy molesta y se marcho de la reunión, estas sacudidas causaron un tremendo terremoto que destruyo parte de la población.
La Muerte disfrutaba mucho, el Mar al ver que su amada se marchaba, trato de perseguirla para abrazarla y pedirle disculpas, entonces la gente que quedaba gritó ¡Maremoto, Maremoto!
Y la Vida se lanzó deteniendo la carrera de la Tierra, tan grande fue el encontronazo que se levanto un gran cerro que sirvió como dique para detener las grandes Olas que seguían al Mar…
Y es como de esa forma según la leyenda se levantó el “Guarairarepano” o “montaña de las dantas”, que aún hoy sigue protegiendo a nuestro valle.
Simón Oliveira
09/04/2010
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