Obra realizada por el joven especial Anderson Coccio |
Los colores de la Guacamaya
(Los siete colores)
Adaptación de una leyenda que figura en
“Cuentos del viejo Antonio”
Sub comandante Marcos
El viejo Antonio señala una
guacamaya que cruza la tarde. “Mira- dice-, parece mentira tantos colores para
un solo pájaro.
No era así la guacamaya. Puro
gris era. Los dioses solían pelearse porque sólo dos colores se turnaban en el
mundo: el uno era el negro que mandaba la noche, el otro era el blanco que
caminaba de día, y el tercero no era un color, era el gris que pintaba las
tardes y madrugadas para que no brincaban tan duro el negro y el blanco.
Y eran estos dioses peleones pero
sabedores. Y en una reunión que se hicieron sacaron el acuerdo de hacer los
colores más largos para que fuese alegre el caminar y el amar de los hombres y
las mujeres.
Uno de los dioses agarró un
caminar para pensar mejor su pensamiento y tanto pensaba su pensamiento que no
miró su sangre y vio que era de otro color y fue corriendo donde estaban los
demás dioses y les mostró el color nuevo y “colorado” le pusieron a ese color
el tercero que hacía.
Después, otro de los dioses buscaba un color para pintar la esperanza. Lo encontró después de un buen rato y “verde” le pusieron a ese cuarto color.
Uno más rascó la tierra, buscando el corazón de la tierra,
lo encontró, y “café” le pusieron a es quinto color.
Otro dios dijo me voy pa’rriba
para mirar de qué color es el mundo.
Subió y se quedó mirándolo tanto
tiempo que le pegó en los ojos el color
del mundo. Luego trajo y dijo “En mis ojos traigo el color del mundo”, y azul
le pusieron al sexto color.
Los dioses guardaron los colores
diferentes y nuevos. Luego los dioses empezaron a esparcir los colores y el
azul se quedó parte en el agua y parte en el cielo, y el verde le cayó a los
árboles y las plantas, y el café que era más pesado, se cayó en la tierra, y el
amarillo, que era una risa de niño, hasta pintar el sol, y el rojo llegó a la
boca de los hombres.
Jugando con los colores los
dioses salpicaron a los hombres y por eso hay hombres de distintos colores y de
distintos pensamientos. Y entonces, para no olvidarse de los colores y no se
fueran a perder buscaron el modo de guardarlos. Y se estaban pensando en su
corazón cómo hacer cuando la vieran a la guacamaya y entonces la agarraron y le
empezaron a poner encima todos los colores y le alargaron las plumas para que
cupieran todos.
Y así fue cuando la guacamaya se
agarró color y ahí lo anda paseando, por si a los hombres y mujeres se les
olvida que muchos son los colores y los pensamientos y que el mundo será alegre
si todos los colores y todos los pensamientos tienen su lugar.
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