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El camaleon Max (obra de Alexandra García-9 años) |
“El Arco Iris y el Camaleón”
(Un cuento de Marisa Moreno)
Comienza así nuestra historia:
Un camaleón orgulloso, se burlaba de los
demás por no cambiar de color como él. Pasaba el día diciendo: ¡Qué bello soy!
¡No hay ningún animal que vista tan señorial!
Todos admiraban sus colores, pero no su mal
humor y su vanidad.
Un día, paseaba por el campo, cuando de
repente, comenzó a llover.
La lluvia, dio paso al sol y éste a su vez al
arco iris.
El camaleón alzó la vista y se quedo
sorprendido al verlo, pero envidioso dijo: ¡No es tan bello como yo!
¿No sabes admirar la belleza del arco iris?:
dijo un pequeño pajarillo que estaba en la rama de un árbol cercano.
Si no sabes valorarlo, continuó, es difícil que
conozcas las verdades que te enseña la naturaleza.
¡Si quieres, yo puedo ayudarte a conocer
algunas!
¡Está bien!: dijo el camaleón.
Los colores del arco Iris te enseñan a vivir,
te muestran los sentimientos.
El camaleón le contesto: ¡Mis colores sirven
para camuflarme del peligro, no necesito sentimientos para sobrevivir!
El pajarillo le dijo: ¡Si no tratas de
descubrirlos, nunca sabrás lo que puedes sentir a través de ellos!
Además puedes compartirlos con los demás como
hace el arco iris con su belleza.
El pajarillo y el camaleón se tumbaron en el
prado.
Los colores del arco iris se posaron sobre
los dos, haciéndoles cosquillas en sus cuerpecitos.
El primero en acercarse fue el color rojo,
subió por sus pies y de repente estaban rodeados de manzanos, de rosas rojas y
anocheceres.
El color rojo desapareció y en su lugar llegó
el amarillo revoloteando por encima de
sus cabezas.
Estaban tan sonrientes, alegres, bailaban y olían
el aroma de los claveles y las orquídeas.
El amarillo dio paso al verde que se metió
dentro de sus pensamientos.
El camaleón empezó a pensar en su futuro, sus
ilusiones, sus sueños y recordaba los amigos perdidos.
Al verde le siguió el azul oscuro, el camaleón
sintió dentro la profundidad del mar, peces, delfines y corales le rodeaban.
Daban vueltas y vueltas y los pececillos
jugaban con ellos.
Salieron a la superficie y contemplaron las estrellas.
Había un baile en el cielo y las estrellas se habían puesto sus mejores galas.
El camaleón estaba entusiasmado.
La fiesta terminó y apareció el color azul
claro. Comenzaron a sentir una agradable sensación de paz y bienestar.
Flotaban entre nubes y miraban el cielo.
Una nube dejó caer sus gotas de lluvia y se
mojaron, pero estaban contentos de sentir el frescor del agua.
Se miraron a los ojos y sonrieron.
El color naranja se había colocado justo
delante de ellos.
Por primera vez, el camaleón sentía que
compartía algo y comprendió la amistad que le ofrecía el pajarillo.
Todo se iluminó de color naranja.
Aparecieron árboles frutales y una gran
alfombra de flores.
Cuando estaban más relajados, apareció el
color añil, y de los ojos del camaleón cayeron unas lagrimitas. Estaba
arrepentido de haber sido tan orgulloso y de no valorar aquello que era
realmente hermoso.
Pidió perdón al pajarillo y a los demás
animales y desde aquel día se volvió más humilde.