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domingo, 14 de febrero de 2010

Un Cuento de Amor....

Un cuento de amor
Ilustración: S. Oliveira
UNA EXTRAÑA FRAGANCIA DE AMOR Y MUERTE
Cuento

“pisado que fue el escarabajo
con el pie desnudo
supimos el fragor de llevar la muerte
agarrada al talón…
y su temible belleza.

“El escarabajo”
(Margara Russotto)


AHHH!, esta amaneciendo, el aire me trae el olor dorado a pastos húmedos, una bruma hermosa perfuma el ambiente…
Debo levantarme… y la pereza se acurruca en mi cuerpo…
Debo levantarme… y la tierna sonrisa del tiempo me abraza, diciéndome suavemente: “espera, espera un poco, solo un poco… ya llegará la brisa, ella te traerá el mensaje”…

Y así entre la pereza y el sueño, me quedo aspirando el sabor fuerte a invierno recién nacido.
Pasa el rato… el sol comienza a alimentar mi sangre, poco a poco mi corazón se alebresta; la tierra tiembla, primero suave y va aumentando… y como clave Morse me va señalando un nombre…

Me levanto aturdido por el sonido,
tardo en comprender…
Al salir, una suave lluvia canturrea una linda melodía… una melodía de ensueños, una melodía de amor…

¡Lo comprendo todo!, ¡Dios, estoy enamorado!

Si, debo buscarla, la conozco, sé como es, la he visto en mis largos sueños, es hermosa, casi de mi estatura, su piel suave y cremosa, sus ojos con múltiples destellos de verdes… como el mar cuando llega para robarle un beso a la arena, sus labios carnosos, grandes, con un sabor a miel recién cogida.

La veo descansar desnuda al sol, y su cuerpo temblando pícaramente absorbe los reflejos, para luego volcarlos como manantiales de emocionadas olas.

Cuando camina, va como dando brinquitos, gráciles y firmes, moviendo sus caderas con un ritmo natural, insinuante, pero más suave que la brisa que la acompaña desprendiéndole su fragancia para regalarla al viento… ¡No! Mejor regalándomela, trayéndola desde distancias inverosímiles, anchas como una gigantesca avenida…
Y me envuelve enseñándome el camino, mi camino… nuestro camino.

“Levántate y anda”, y cual lázaro voy tras esa fragancia, salgo al mundo con un solo propósito: ELLA.

El paisaje hermoso se ciñe sobre mi esperanza. Es largo el camino y sin embargo corro montado en la alegría de un encuentro…
Algo en mi se revuelca por brotar, es un grito milenario anidando en mi garganta…

Para los sabios solo es: “el instinto primario para preservar la especie”.
Los sibaritas lo convierten en “la imagen de la manzana de Eva, metida en una botella y contorneando su cintura”.
Los religiosos sostienen que es “la llama eterna que nos une a Dios”.
Pero los poetas, manejadores de un millardo de palabras, solo dicen una y es “amor”.

Vengo de años de caminos y la carrera se me hace lenta, el cansancio se cuela por entre mis ansias, sin embargo me veo abrazándola, ciñendo su blando cuerpo, fundiéndonos en un solo: “verde que te quiero, verde”.

Sé que me acerco a ella, desde ya, pronuncio su nombre al viento con mi ronca voz de bajista… y el eco se encarga de corearlo a las alturas.
Me detengo para tomar el aliento que a veces se me hace extraño, ya mi caminar se en lenta, me doblo a veces, a veces me entristezco… algo me pasa, pero sigo, se que el camino se va acortando…

Doblo con penuria la esquina…
¡Y allí esta!, esperándome, quieta como una imagen divina, quieta como orando, quieta como savia de árbol quemado…
Quieta, muy quieta… como la muerte, quieta.
Vuelvo con esfuerzo a gritarle su nombre, mientras me arrastro hasta aquel hermoso cuerpo que fue, sin tocarlo, la vara que guio mi camino…

¡Dios porqué! Grito, más que pregunta es el reclamo.
¡Dios porque! y se vuelve sollozo moribundo de otro cuerpo que se cae y fallece…
…Y solo soy yo…

Amanece un nuevo día, el dueño de la casa sale titiritando el frio de la mañana, recoge su periódico y con asco descubre, abrazados, dos cuerpecitos verdes, dos insignificantes ranitas…
Con el pie les lanza un poco de tierra ya que comienzan a oler mal.
Se regresa a la casa mientras deja el vehículo prendido para “calentarlo”, en la mesa un atol desprende además de un amoroso calorcito, un olor a buen desayuno.

En la primera pagina, se lee:
“La humanidad reclama a los gobiernos de la ONU, se tomen medidas extraordinarias para detener la contaminación, ya que estudios científicos han determinado la extinción del 90% de las especies de ranas, salamandras y otros anfibios…..”

Simón Oliveira
10/ 2009
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viernes, 12 de febrero de 2010

Bienvenido el Carnaval y feliz retorno

Imagen: Máscaras
elaboradas por Simón Oliveira
El carnaval es una celebración pública que alcanza su culminación el “Miércoles de Ceniza”.
Su característica fundamental es el ocultar nuestro rostro detrás de una máscara permitiendonos cometer desafueros, libertinaje y muchas locuras.

Hay diferentes teorías que intentan explicar estas fiestas y todas ellas tienen un origen religioso.


Algunos sostienen que sus inicios están en las fiestas realizadas por la civilización sumeria, considerada como la primera y más antigua civilización del mundo; otros mencionan las dedicadas a los placeres entre Isis y Osiris de la mitología egipcia; también se habla de las fiestas paganas de los Celtas; pero las que más se acercan son las celebraciones que realizaban los griegos al dios Dionisio y los romanos en honor a Baco el Dios del Vino, conocidas como “las Bacanales”.


Estas fiestas también reciben el nombre de “Carnestolendas” cuya etimología según la Iglesia Católica (Edad Media) significaba “abandonar la carne” (del latín: “carne-levare”) que correspondía a la obligatoriedad de cumplir con la Cuaresma.


Luego surgió otra etimología de origen italiano: “carnevale”, cuyo significado, contrario al de la Iglesia, significaba que era la época de comer carne.


Así mismo a finales del siglo XX otros estudiosos sostienen que existen otros orígenes, por ejemplo está la diosa Celta: Carna (diosa de las habas y el tocino); el dios Karna de origen indoeuropeo o la antigua tradición en la que se ofrecía carne al dios Baal (carna-baal). No obstante la más reciente y aceptada teoría sobre el significado etimológico proviene de la raíz latina “carna veletudinem” (la carne vale), en contraposición a la Cuaresma Católica.


En Venezuela el carnaval tiene sus orígenes en la época de la colonia, según Arístides Rojas (historiador Venezolano) sostiene que en 1700 “la ciudad tenía que cerrar puertas y ventanas, la autoridad, las fuentes públicas y la familia debían esconderse para no ser víctimas de la turba invasora. Las noches del Carnaval de entonces eran lúgubres y la ciudad parecía un campo desolado”.


El primer Carnaval Oficial, se decreta en 1873, siendo presidente Antonio Guzmán Blanco, que quiso eliminar el abuso y la agresión que significaba el juego con agua y otras sustancias nocivas y cambiarlo por la celebración con comparsas y fiestas de disfraces.


En Venezuela son famosos los carnavales de Carúpano, los del Callao con sus “Madamas” y su Calipso, Mérida aprovecha la “Feria del Sol”, en Trujillo con la “Muñeca de la calenda” y el Zulia con los “Mamarrachos y los Viejitos”.


En Caracas, una mayoría se traslada a otros lugares (playas, llanos o montañas), dejando la capital solitaria y “sabrosa de pasearla”.



A los viajantes les deseo mucho cuidado con la carretera y el alcohol y los que nos quedamos disfrutemos nuestra ciudad…


… Y por favor. ¡NO MALGASTEMOS EL AGUA¡¡¡


Simón Oliveira
2010



lunes, 8 de febrero de 2010

UN MUNDO INOLVIDABLE (simón oliveira) 2010

Ilustración: simón oliveira
Anoche tuve un sueño sobre un mundo lleno de mil hermosos sabores y acompañados de los más sabrosos colores que yo haya visto; era un mundo tan brillante que daba temor adentrarse en él, ojo no soy un cobarde, pero llame a mi amiguita Carmen para que me acompañara.

Para penetrar en él, tuvimos que tomar prestado, un gran globo de caramelo envuelto en papel celofán; rapidito nos llevo hasta un cielo repleto de nubes blanquecinas… Carmencita tocó delicadamente una de ellas y admirada supo que estaban hechas de algodón azucarado, yo, un poco nervioso, no quise probarla, puse de excusa el dolor de estómago que tuve la semana pasada en el colegio.

A lo lejos se distinguían unos altísimos picos blancos, el viento nos envió hacia ellos y por poco chocamos con la nieve que, tentadora nos mostraba un sabroso olor a mantecado con vainilla…
Carmen me dijo “¡Mira, mira como se derrite el helado!”, vi entonces, en el pie del inmenso pico, una cremosa línea que suavemente se movía, hasta llegar a un lago formado por montañas más pequeñas.

Algo nos llamó la atención de esas montañas: su color era muy achocolatado y estaban como divididas en trocitos salpicados de puntos con multivariados colores. Al acercarnos un poco logramos ver que aquellos puntos de colores, eran chivas y cabras que pastaban: ¿chocolate en sus laderas?
Carmen me comentó que algo en la forma de esas montañas le recordaban los tepuyes, por cierto Carmencita pasó eximida en cuarto grado y su mejor materia fue la geografía.

Algo brotaba de esas montañas (tepuyes, como los llamó Carmen), por un pequeño agujero, se desbarrancaba una inmensa cascada, que al salpicarnos con sus aguas, nos dejo un hermoso sabor a dulce de coco; abajo, al caer, iba formando poco a poco un revoltoso río, cuyo color semejaba al de una merengada de melón con piña, en esas aguas se veían nadar unos seres arrugaditos como ciruelas pasas.
En sus orillas, inmensos arboles de galletas marrones, se alzaban hasta formar en sus alturas penachos de colores, que semejaban: naranjas, duraznos, mandarinas y hasta fresas… en donde anidaban unas guacamayas manchadas de dulcísimos colores de pastel.

Seguimos por su cauce, viendo toda la belleza que un mundo de fantasías puede crear, al final, aquel revoltoso y merengado río, llegaba como cansado a un mar, cuyo verdor nos recordó una gran limonada de donde sobresalían de trecho en trecho algunas rodajas de limones amarillos.

Carmencita feliz, me dijo: ¡Simoncito!, ¡Simoncito! de regreso, cuando vayamos de vuelta, nos detendremos a comer poco a poco, cada cosa que vimos… ¡Y ya no tendrás más miedo!, ¡ni dolor de barriga, ni nada!..

Íbamos a dar la vuelta, preparándonos para la gran comilona, cuando algo como un trueno retumbo por este mundo, en el horizonte negros nubarrones se desprendían del cielo, altísimas olas arrugaban al mar, algo venía hacia nosotros como descabritados caballos; con miedo tratamos de regresar hacia la entrada, pero el viento desordenadamente nos lanzaba hacia lo desconocido. ¡El globo danzaba sin control hacia aquella polvareda!…

De repente vimos lo que pasaba: miles y miles de millones de personas, una gran y desordenada muchedumbre venia con una enorme y colmilluda boca abierta, tragándose todo lo que este hermoso y frágil mundo producía.

¡Dios, me dije, nos van a comer! …Luchamos contra el viento tratando de huir…

Y en esa lucha… mi niña me caí de la cama, sudoroso y frío, con miedo y lo peor con hambre, con esta hambre que me parece de siglos…

Y aquí vengo a contarte esto, estuve esta mañana en la tienda, les mostré mi tarjeta de racionamiento y me dijeron lo mismo de siempre: “Vuelva mañana Don Simón, a lo mejor nos mandan alguito, y le damos un poco”.
…a la salida, una muchedumbre haciendo cola…para que le dijeran lo mismo.

Ya ves Carmencita, nada ha cambiado desde que tú te fuiste,…bueno, mi niña, me voy, hace mucho tiempo que no llueve.
…mañana será otro día…

¡Caramba! … esta tumba está llena de malojos, mañana, si logro conseguir comida, traeré un machete para limpiarla….

Simón Oliveira
septiembre 2009